6.9.12

MEDICINA TIBETANA


                                                                              

La Medicina Tibetana deriva de las enseñanzas de Buda. Desde hace mas de dos mil quinientos años, considera al paciente de manera integral (Tratamiento Holístico) al comprender la estrecha relación existente entre cuerpo, mente y alma (la). Los Médicos Tibetanos estudian durante siete años. Su entrenamiento abarca desde la utilización de mantras, visualizaciones, uso de hierbas medicinales, recogida de plantas y elaboración de píldoras, astromedicina, procedimientos quirúrgicos y recomendaciones alimentarías que ayudan a restaurar la armonía y el equilibrio del cuerpo y la mente.
La Medicina Tibetana Tradicional, se trata de equilibrar los tres sistemas o humores del cuerpo. Los tres humores son: Viento, Bilis y Flema. El Viento esta relacionado con la circulación, la sangre, los impulsos nerviosos y los pensamientos. La Bilis tiene relación con el metabolismo, el hígado y el proceso digestivo. La flema esta relacionada con la estabilidad y estructura del cuerpo. Si hay desequilibrio en cualquiera de estas energías, surge la enfermedad.
1. Los desequilibrios de Viento que surgen por exceso de comida liviana, excesiva actividad mental, hablar endemasía, estrés, excesiva actividad sexual y la falta de sueño.
2. Los desequilibrios de Bilis que surgen por ingerir alimentos pesados y ricos en grasas, actividad física muy exigente (en especial en verano);
3. Los desequilibrios de Flema están causados por la ingesta de alimentos crudos, vida sedentaria y por estar expuestos a la humedad. Las razones ocausas a largo plazo son lo que se conocen en la Filosofia Budista como los “tres venenos”: el deseo, la aversión y la ignorancia, representados por el gallo, la serpiente y el cerdo en la rueda de la vida.

Diagnóstico

Los Médicos Tibetanos realizan un examen visual de la piel, uñas, lengua y orina. A continuación, toman el pulso en las muñecas. Hay seis tipos de pulso en las arterias de cada muñeca que corresponden a los órganos internos. Los Médicos Tibetanos diagnostican de acuerdo a la velocidad, fuerza y calidad de cada pulso, el tipo de enfermedad, su localización, las complicaciones ocultas y su origen. La lectura del pulso es la herramienta fundamental en el diagnóstico de enfermedades. Por último, hacen preguntas al paciente acerca de sus hábitos alimentarios, su estado físico y mental.


Tratamiento

Si la enfermedad no es seria, el médico sugiere cambios en la alimentación y forma de vida, antes de recetar alguna medicina. En muchos casos, los cambios de conducta solucionan el desequilibrio sin que haga falta tomar mayores medidas. Los remedios tibetanos se presentan bajo diferentes formas; desde polvos, píldoras en general y píldoras preciosas, hasta jarabes. Dependiendo del trastorno del paciente, se indican terapias complementarias.
 En algunos desórdenes, se aplica la moxibustión (aplicación  de hierbas medicinales mediante calor, en diferentes puntos del cuerpo). Por medio de la acupuntura se estimulan los canales energéticos del cuerpo.
Muchas enfermedades nerviosas, como el insomnio y dolores musculares se tratan con masajes y utilizando aceites medicinales. Los baños medicinales se aplican para los trastornos de la piel, artritis crónica, gota, reumatismo etc. Para las enfermedades crónicas, el tratamiento suele ser bastante largo.
En la Medicina Tibetana se tratan las causas de la enfermedad, no los síntomas. En los tratados de medicina se expone que “no tratar la causa de la enfermedad, es equivalente a tener un árbol enfermo y podar sus hojas y ramas, sin ocuparse de sacar el mal de raíz. Si tan solo cortamos las hojas y las ramas, seguirá creciendo”.

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