27.1.14

KINESIOLOGÍA EN LA UNIVERSIDAD DE ALCALÁ

El próximo 31-1-2 de enero, febrero tendré el inmenso placer de impartir junto a Mónica Blázquez Morera el curso de kinesiología Aplicada para fisioterapeutas en la universidad de Alcalá de Henares.
Un Lujazo

17.1.14

LA DISCIPLINA ESTÁ EN EL CEREBRO

Todas las costumbres, así como los actos repetitivos y la disciplina, están controlados por los ganglios basales, estructura nerviosa que se caracteriza por estar más conectada al resto del cerebro que ninguna otra. De hecho, sus neuronas parecen detestar todo lo que huele a nuevo.

Puede parecer una actitud conservadora, pero es una simple cuestión de supervivencia, ya que si tuviéramos que procesar cada tarea que realizamos durante el día, el cerebro se colapsaría.

En definitiva, necesitamos llevar a cabo la mayoría de las actividades cotidianas con el piloto automático mientras el resto de la mente se concentra en asuntos más urgentes. 
Hace algunos años, Ann Graybiel, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), analizó cómo se comportan los citados ganglios basales. Llegó a la conclusión de que si patinamos, montamos en bicicleta o incluso recorremos el camino de vuelta a casa sin necesidad de pensar en qué esquina debemos girar, es gracias a su archivo de hábitos.

Cuando practicamos algo nuevo, las células nerviosas de esa región entran en plena efervescencia y consumen mucha energía. Al mismo tiempo, se liberan grandes cantidades de dopamina en los centros de recompensa y se activa la corteza para mantenernos totalmente concentrados en el aprendizaje.

Pero una vez que culmina la fase de consolidación, el nuevo comportamiento se interioriza y puede repetirse indefinidamente con disciplina sin apenas esfuerzo mental. 

Conocer cómo funcionan los ganglios basales es útil cuando decidimos voluntariamente adquirir hábitos saludables, como comer fruta cada mañana, hacer ejercicio y lavarnos los dientes tres veces al día. Phillippa Lally y sus colegas de la University College de Londres comprobaron que, a medida que reiteramos una acción, el nivel de automatismo aumenta.


El tiempo que tardamos las personas en convertir una conducta en rutinaria y prescindir de nuestra voluntad –es decir, de la corteza prefrontal– para llevarlo a cabo varía mucho, entre 18 y 254 días, aunque por término medio se precisan 66 días de reiteración para que la tarea se automatice, según explicaba Lally en la revista European Journal of Social Psychology

15.1.14

NEUROCIRUGÍA HACE 1000 AÑOS

Hace entre 1.000 y 1.250 años, existió una cultura en la zona central de los Andes, en Perú, cuyos individuos tenían conocimientos rudimentarios sobre neurocirugía. Algunos de los miembros de la cultura de la zona de Andahuaylas, denominada posteriormente Wari, eran capaces de hacer trepanaciones y sanar a personas con heridas o problemas graves en la cabeza, e incluso de transmitir sus técnicas a las generaciones posteriores.

Son las conclusiones de un estudio presentado por la bioarqueóloga Danielle Kurin, de la Universidad de Santa Bárbara (California), que ha analizado los restos de 32 individuos de esta cultura y ha encontrado 45 muestras distintas de procedimientos de trepanación. El hallazgo, publicado en The American Journal of Physical Anthropology, indica que los habitantes de esta región tenían unos conocimientos avanzados respecto a las intervenciones craneales, y utilizaban herramientas como el taladro manual o la lima para tratar una amplia variedad de problemas de salud.

9.1.14

PUNTOS MARMA


El médico Shushruta, como se dijo, tuvo el gran mérito de reconocer la existencia de 107 Marmas o puntos donde se cruzan líneas estructurales corporales y sútiles (energéticas), que hoy la medicina china conoce como meridianos de acupuntura. Los antiguos textos védicos de cirurgía advertían que nunca había que cortar a través de los marmas, exactamente determinados según el sitio y la función. No suelen cruzarse con las redes nerviosas y sanguíneas importantes. En Ayurveda es precausión permenente no dañar los marmas por poseer atributos vitales, pues marcan el lugar donde se mueve el flujo de la inteligencia, indicando puntos de maxima sensibilidad y consciencia.

En sus inicios, la doctrina de los marmas estuvo asociados a disciplinas marciales, donde eran estudiados para inflingirles daños a los enemigos en esos puntos críticos corporales. De hecho, diversos maestros del Kalarippayattu, disciplina marcial, reconocen de 160 a 220 marmas en la práctica marcial, y en la terapia usan los 107 de Sushruta. Segén esta disciplina, la lesión del un marmabolquea o corta el Nadi (conductos sutiles o pránicos, entre los cuales el nadicentral Sushusma conecta los 7 chakras principales. Al bloquearse un nadi, se interrumpe a la vez el flujo de prana y el flujo de vata. Sólo se produce daño fisiológico si hay penetración unos 2 a 3 centímetros en los tejidos situados bajo del punto afectado. En estos casos, para restituir la corriente del prana bastaría una palmada firme aplicada el marma similar opuesto del cuerpo.

Según R. Svoboda, un marma es un punto del cuerpo debajo del cual se cruzan estructuras vitales que tanto pueden ser físicas como sutiles, o de ambas clase. Algunos de estos puntos son idénticos a los puntos de acupuntura, y otros casi idénticos. Los daños que pueden sufrir los marmas a causa de traumatismos externos o de desequilibrios metabólicos internos tienen consecuencias graves y potencialemente fatales.

Según Deepak Chopra, al estimular los marmas se puede vitalizar la conexión entre la consciencia y la fisiología. Hay 3 puntos marmasespecialmente importantes que pueden aplicárseles un masaje suave y circular:
Marma del centro de la frente. Localizado entre las cejas y se extiende hasta el centro de la frente. Es recomendable masajear suavemente este punto cuando hay preocupaciones, dolores de cabeza, tensión mental, pra conciliar el sueño por la noche y otras dificultades del vata superior.
Marma en el pecho. Localizado justo debajp del esternón, donde termina la caja toráxica. Está vinculado con el corazón. Sumasaje suave es bueno para aquietar las emociones alteradas.
Marma del abdomen. Localizado 10 centímentros bajo el ombligo en la parte baja del addomen. Su masaje suave es eficaz para el estreñimiento, los gases y otros problemas del vata inferior.

En general, las asanas del yoga estimulan los diferentes marmas al estirarse cuando se aplican sus suaves ejercicios.

Al igual que un chakra (centro superior de energía), un marma no es siquiera una verdadera estructura, porque no existe en todo momento. Las investigaciones de los marmas, destacan que el marma existe solamente en la medida en que hay prana en el cuerpo -es decir que un cadaver no tiene marmas- y que cualquier marma sólo está plenamente activado cuando recibe un aporte real de prana.

6.1.14

EL GEN SALTARÍN

Lo usual es atribuir la causa de las enfermedades mentales al entorno, con algunos raros casos de origen genético. La vanguardia de la patología molecular —la ciencia que busca las causas últimas de la enfermedad humana— está derribando ese paradigma al mostrar hasta qué punto el entorno actúa a través de los genes. Científicos de Tokio revelan hoy que los transposones, o genes saltarines que cambian de posición en el genoma en las ucélulas precursoras de las neuronas, son una causa mayor de la esquizofrenia. Los transposones generan variedad neuronal durante el desarrollo normal. Su movilidad excesiva puede deberse a causas hereditarias, pero también provocarse por el entorno, lo que puede explicar las actuales paradojas sobre la genética de las enfermedades mentales.
No es que el genoma de las neuronas se vuelva loco, todo empiece a ir mal y el azar acabe causando la esquizofrenia. Los meros errores pueden ser la causa de raras enfermedades hereditarias —las monogenéticas o debidas a la mutación de un solo gen—, pero las grandes enfermedades humanas, como el cáncer o el trastorno mental, tienen unas componentes genéticas mucho más sutiles.
La razón de que los transposones generen la esquizofrenia es que se insertan cerca de genes esenciales para el desarrollo y el funcionamiento del cerebro. Así no solo alteran su actividad, sino también la forma en que responden al entorno. La regulación de los genes depende precisamente de las secuencias de ADN que tienen al lado, y el transposón protagonista de este estudio, llamado L1, contiene secuencias especializadas en responder al entorno y regular a los genes vecinos. En eso se basa su función durante el desarrollo normal, y también en la génesis de la esquizofrenia.
Lo usual es atribuir 
las enfermedades mentales al entorno
Tadafumi Kato, Kazuya Iwamoto y sus colegas del departamento de Psiquiatría Molecular de la Universidad de Tokio, en colaboración con otras instituciones japonesas, presentan en la revista Neuron, una referencia en el campo, una investigación del cerebro de 48 pacientes de esquizofrenia y 47 personas control, complementada con estudios genómicos, experimentos en células madre derivadas de pacientes y comprobaciones en modelos animales como ratones y macacos. Todos los resultados apuntan a la misma conclusión: un claro incremento de los sucesos de transposición en las neuronas, o las células precursoras de las neuronas, en el córtex cerebral prefrontal —la parte más anterior del cerebro, y la que ha experimentado un mayor crecimiento durante la evolución humana— de los pacientes de esquizofrenia, o los modelos celulares o animales basados en ellos.
El descubrimiento de los transposones, o elementos móviles de ADN, por Bárbara McClintock fue uno de los hitos de la biología del siglo pasado, y uno de los que siguió una senda más tortuosa. McClintock, tal vez la genetista más brillante del siglo XX, acabó recibiendo el premio Nobel en los años ochenta por un descubrimiento que había demostrado en los cuarenta más allá de toda duda razonable, ante el escepticismo general. Que los genes, la base de datos biológica que había definido Mendel, pudieran moverse y saltar por los cromosomas no era del agrado del biólogo medio en esa época.
A menor escala y salvando todas las distancias, como en la geometría fractal, el descubrimiento, fundamentalmente por Fred Gage, del Instituto Salk de California, de que el transposón humano L1 estaba activo en los precursores de las neuronas, fue uno de los grandes saltos conceptuales de la década pasada. Y su recepción por la elite científica está resultando igualmente lento.
Pero los datos son tozudos, y siguen acumulándose a favor de la gran visión de McClintock: que los transposones modifican el genoma en respuesta al entorno.

El estudio japonés no estaba dirigido específicamente a la esquizofrenia; los autores también han examinado tejidos cerebrales obtenidos de pacientes de trastorno bipolar y depresión grave, en un intento general de asociar las principales enfermedades mentales con unas altas tasas de transposición. Los resultados, sin embargo, solo son significativos en el caso de la esquizofrenia. Los científicos de Tokio, sin embargo, han sido capaces de demostrar el efecto de ciertos factores del entorno, de los que se sabe que aumentan el riesgo de esquizofrenia en una variedad de situaciones, sobre todo en los periodos perinatales y neonatales, con unas altas tasas de movilidad del transposón L1.