Las bacterias, a menudo consideradas como criaturas
‘egoístas', también pueden colaborar en una estructura social similar a la de
plantas y animales. El descubrimiento podría ayudar a encontrar nuevos
antibióticos para tratar infecciones humanas
Cuando hablamos de estructura social, las poblaciones
de bacterias no son tan diferentes de las poblaciones de otros organismos. Un
nuevo estudio, publicado esta semana en la revista Science, demuestra que
en estado salvaje las bacteriasforman unidades sociales y cooperativas que
compiten contra otras poblaciones de bacterias.
Estos microorganismos pueden tener una estructura
social similar a la de animales y plantas, es decir que "algunos
individuos dentro de las poblaciones realizan funciones que benefician
potencialmente al grupo", señala a SINC Martin F. Polz, uno de los autores
del estudio e investigador en el departamento de Ingeniería Civil y
Medioambiental del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, en EEUU).
"Nunca antes se habían observado estas interacciones entre bacterias en
estado salvaje", afirma Polz, quien destaca que estas poblaciones "están
organizadas con principios más unificadores de lo que se creía".
El equipo analizó las interacciones dentro y entre las
poblaciones de bacterias oceánicas pertenecientes a la familia de las
Vibrionaceae, que incluye las especies responsables del cólera. Los
investigadores examinaron su diversidad genética y determinaron que solo un
puñado de miembros de cada población produce antibióticos (un arma contra otros
grupos de microorganismos), pero todos los demás miembros de su población son
resistentes.
Hasta ahora los científicos suponían que esos
antibióticos beneficiaban más a los individuos productores, que matan a ‘un
pariente cercano' para no coincidir en el nicho y para obtener el acceso máximo
de recursos. Se consideraba que esta parte de las poblaciones se guiaban por
dinámicas egoístas y centradas en la defensa de sus propios genes. "Pero
lo que demuestra el estudio es que a primera vista estas interacciones parecen
beneficiar a todo el grupo, y los antibióticos funcionan como un bien
público", apunta Polz. Los nuevos hallazgos, por tanto, revelan una
estructura total de las poblaciones bacterianas más organizada de lo que se
pensaba.
Una nueva función para los antibióticos
El trabajo aporta una nueva dimensión a la función de
los antibióticos en poblaciones naturales, libres del uso antropogénico, y subraya
que existe una larga lista potencial de recursos de antibióticos en la
naturaleza. "Hasta la fecha, la mayoría de los antibióticos comerciales
procedían de una sola familia de bacterias del suelo. Pero si las interacciones
en una familia de bacterias marinas que hemos demostrado están presentes en
otras familias, podemos encontrar una gran diversidad de nuevos antibióticos,
algunos de ellos podrían ser incluso útiles para luchar contra infecciones
humanas", destaca a SINC el experto.
A pesar de que las bacterias que no producen
antibióticos y son resistentes son "traidoras" -no sufren el desgaste
de producirlos pero se benefician de ellos-, existen beneficios globales para
los productores. "No sabemos por ahora cuáles son, pero una explicación es
que los productores de antibióticos también podrían ser infieles con otros
bienes públicos (como los nutrientes producidos por un individuo que beneficia
a otro)", plantea el investigador.
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