La fibromialgia sigue siendo hoy en día de esas enfermedades
que mantiene a la comunidad científica (y sobre todo a los profesionales
médicos) en continuo enfrentamiento. Principalmente porque algunos creen (entre
ellos yo) que es una enfermedad física real, pero aún hay muchos profesionales
que afirman que es una enfermedad psicológica y que el dolor se encuentra en la
mente.
Ahora, por fin, un estudio da nos demuestra que es una
enfermedad totalmente física, y que de psicológica tiene poco. El estudio, a
cargo del Centro Nacional de Información Biotecnológica (NBIC) de los
Institutos Nacionales de Salud (NIH) de los Estados Unidos han dado con la
causa de esta enfermedad que actualmente ya constituye una entidad propia, pero
que anteriormente se diagnosticaba por puro descarte de otras dolencias
similares.
Según la reciente investigación, la culpable de esta
enfermedad es la alteración de la temperatura corporal. Como ya sabéis, nuestro
cuerpo se mantiene en una media de 37 ºC (98,6 grados Fahrenheit, como indica
la investigación), y esto se debe a que nuestra sangre actua como un
refrigerante corporal, igual que lo hace el agua en los radiadores de los
coches. Pero en la fibromialgia, los enfermos no pueden mantener su
temperatura corporal de forma constante.
Cuando perdemos mucho calor (hipotermia) o ganamos demasiado
(hipertermia), el hipotalamo, el núcleo cerebral responsable de regular la
temperatura de nuestro cuerpo, actua e intenta mantener el equilibrio dentro
del organismo. Para ello utiliza la sangre, y los vasos sanguíneos.Cuando hace
demasiado frío, los vasos se cierran (vasoconstricción) para proteger a
nuestros órganos principales de la temperatura. Si hace calor, los vasos se
abren (vasodilatación) para así refrigerar nuestro cuerpo. De la misma forma, cuando
realizamos ejercicio o usamos nuestros músculos para alguna tarea, la sangre
fluye entre la piel y los músculos a modo de refrigerante también.
Para que esta abertura o cierre del flujo se produzca
correctamente existen unas comunicaciones y válvulas entre los vasos
sanguíneos, son los shunts arterio-venosos, controlados por el hipotálamo
para abrirse o cerrarse cuando convenga, manteniendo así el equilibrio corporal.
Y finalmente tenemos los capilares sanguíneos, la forma de los vasos más
pequeña de nuestro cuerpo que también ayuda a mantener la temperatura, entre
otras funciones. Destaca su elevado número en pies y manos.
Anteriormente se sabía que en los pacientes diabéticos los
capilares sanguíneos acaban lesionándose, ocasionando pérdida de sensibilidad,
y también alteración de la temperatura en manos y pies. Pero la
fibromialgia va más allá, pues lo que se lesiona en esta enfermedad son las
válvulas entre vasos, los shunts arterio-venosos, que a su vez interfieren en
la actividad de los capilares y también ocasionan una alteración de la
nutrición de músculos y tejidos de la piel, además de lesionar el sistema de
refrigeración corporal.
A causa de este mal funcionamiento se acumula ácido
láctico en el músculo y los tejidos profundos, afectando así al sistema
muscular y causando dolor, llegando finalmente a la fatiga, ambos síntomas
típicos de la fibromialgia.
Por otra parte, el sistema nervioso simpático,
responsable de la sensibilidad, también se ve afectado por el mal
funcionamiento de los shunts arterio-venosos y al encontrarse
hipersensibilizado envía señales de dolor al sistema nervioso
central, agravando más los síntomas.
Así pues, como veis, la fibromialgia tiene poco de
enfermedad psicológica y mucho de enfermedad física. El problema hasta ahora es
el poco conocimiento que teníamos sobre ella y como diagnosticarla, y más aún
sin saber la causa. Esperemos que con esta y las próximas investigaciones sobre
el tema podamos llegar a un correcto diagnóstico y tratamiento.
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