El cerebro es especialmente sensible durante el
desarrollo
Ya en 2006 los científicos habían demostrado mediante
un metaestudio que cinco productos químicos (plomo, metilmercurio, arsénico y
los compuestos del arsénico, los bifenilos policlorados y el disolvente
tolueno) interfieren de forma demostrable con el desarrollo del cerebro de los
niños. Entre los efectos detectados se encuentran un volumen cerebral reducido,
una disminución del rendimiento mental, alteraciones motoras y una conducta
social deficitaria.
En especial el cerebro de un feto en el útero resulta
especialmente sensible a sustancias tóxicas que tal vez pudieran resultar
completamente inofensivas en un organismo adulto. Los cerebros de los recién
nacidos y los niños pequeños también sufren de mayores daños a causa de los
productos químicos ambientales que un cerebro maduro. Los niños aún no nacidos
entran en contacto con las toxinas medioambientales a través de la corriente
sanguínea de la madre, y más tarde a través de la lactancia o mediante un
contacto independiente.
Nuevos descubrimientos sobre viejos conocidos
Siete años después, los investigadores volvieron a
centrar su atención en el tema e incluyeron en su metaanálisis estudios
actuales sobre los efectos neurológicos de algunas sustancias químicas. En este
período se registraron nuevos hallazgos sobre los productos químicos
neurodegenerativos ya conocidos así como sobre nuevas sustancias que han sido
asignadas a esta categoría. Así por ejemplo siete estudios internacionales llegaron a la
conclusión de que no parece haber ningún nivel seguro en lo referente al
contacto con el plomo. La sustancia puede ser tóxica incluso en dosis
diminutas. La evidencia señala que el contacto con el plomo causa daños
irreparables en el cerebro humano. Las imágenes cerebrales de adultos jóvenes
que habían presentado concentraciones elevadas de plomo en sangre durante la
niñez apuntan hacia una disminución del volumen del cerebro, acompañada de bajo
rendimiento escolar y trastornos de la conducta.
Nuevas neurotoxinas
Más allá de las cinco sustancias químicas ambientales
ya conocidas, en su metaestudio actual los investigadores encontraron otras
seis que afectan negativamente el desarrollo del cerebro de los niños de forma
manifiesta. Entre ellos se incluyen el manganeso, el fluoruro, el disolvente
tetracloroetileno, los pesticidas clorpirifós y DDT/DDE, así como los
polibromodifenil éteres, que pertenecen a los compuestos orgánicos.
Manganeso
Estudios de Canadá y Bangladesh permiten suponer que el manganeso presente
en el agua potable podría ser una causa de la discalculia y de la
hiperactividad en los niños. 840 alumnos de Bangladesh de edades comprendidas
entre ocho y once años, que estuvieron expuestos con regularidad a
concentraciones elevadas de manganeso en el agua potable (> 400 µg/L), eran
menos capaces de realizar operaciones matemáticas que los niños que bebieron
agua potable no contaminada. Un grupo de escolares canadienses que vivían cerca
de una mina de manganeso presentaban capacidades intelectuales, motoras y
olfatorias claramente inferiores a otros niños de edad similar que vivían en
zonas no contaminadas. Adicionalmente, experimentos realizados con ratones confirman estos
resultados. Sin embargo, los estudios no definen una relación causal entre las
observaciones.
Fluoruro
Las concentraciones elevadas de fluoruro en el agua
potable aparentemente reducen la capacidad intelectual de los niños chinos en
alrededor de 7 puntos de cociente intelectual, según revela un
metaestudio basado en 27 estudios individuales. “El hecho de que otras
sustancias pudieran ser las responsables de los efectos neurodegenerativos pudo
ser excluido en la mayor parte de los estudios”, afirman los científicos. Pero
en este caso tampoco se proporciona la prueba de una causalidad. Porque el
fluoruro en el agua potable también conlleva efectos positivos: un
metaestudio de 2008 llegó a la conclusión de que el enriquecimiento
del agua potable con fluoruro representa una medida efectiva y segura para la
prevención de la caries. Si el agua potable se debería enriquecer con fluoruro
en ciertas regiones del mundo es un tema permanente
de debates científicos.
Disolventes
Los disolventes también forman parte de la lista de
sospechosos de deteriorar el desarrollo del cerebro del niño. Un estudio de
cohorte francés realizado con 3.000 niños reveló que los hijos de
madres que estaban expuestas a disolventes tales como el tetracloroetileno
tendían a presentar conductas agresivas, hiperactividad y trastornos psíquicos.
Una de cada cinco madres del estudio de cohorte afirmó que por razones
profesionales tenía contacto regular con disolventes. Las mujeres eran
enfermeras o desempeñaban otras funciones en hospitales, trabajaban en
limpieza, eran farmaceutas, peluqueras o esteticistas. Sin embargo, los datos del
estudio de cohorte no permitieron determinar de manera concluyente si los
trastornos psíquicos y de conducta podrían ser atribuidos a otras causas.
Pesticidas
También los pesticidas como el DDT parecen afectar el
desarrollo del cerebro infantil. Varios estudios sugieren que el contacto con pesticidas organofosforados en el útero conduce
a una reducción de la circunferencia craneal en los niños y a un desarrollo
mental y social deficitario en los infantes hasta la edad escolar. Debido a sus
conocidos efectos secundarios sobre seres humanos y animales, la aplicación de
este insecticida fue prohibida en 2004 desde la entrada en vigor del Convenio
de Estocolmo, excepción hecha de la lucha contra insectos portadores de
enfermedades, en especial de la malaria. Sin embargo, no todos los países
respetan esta prohibición.
Producción a gran escala de más de 100 sustancias
neurodegenerativas
Los niños que evidencian trastornos de atención,
retraso en el desarrollo y malas notas en la escuela sin razón aparente son los
que más preocupan a los investigadores, pues su número aumenta constantemente.
Para ellos las razones son evidentes: “El cerebro de estos niños fue
deteriorado por productos químicos neurotóxicos. Las consecuencias son
evidentes, pero ninguno de ellos ha recibido un diagnóstico formal”, subrayan.
Pero, ¿son estas realmente las únicas causas de los problemas escolares de los
niños? Los potenciales efectos resultantes sobre la capacidad de los niños de
la enorme presión por obtener buenos resultados en una sociedad cada vez más
acelerada no se incluyeron en el metaanálisis
Hasta el momento se conocen 214 sustancias con efecto
neurotóxico, y a esta larga lista se suman más o menos dos sustancias nuevas
cada año. Al menos la mitad de ellas se producen industrialmente a gran escala,
y tarde o temprano terminan alcanzando el medio ambiente. Los daños cerebrales
intrauterinos o durante la primera infancia no son tratables y dan lugar a
limitaciones permanentes para los afectados, sus familias y la sociedad en
general. “En todo el mundo los niños entran en contacto con toxinas, que de
forma soterrada reducen sus capacidades intelectuales, modifican su conducta y
por lo tanto destruyen su futuro. Esto nos produce una gran preocupación”,
afirman Grandjean y Landrigan.
Un llamado para criterios de homologación más estrictos
De acuerdo con los autores del estudio, la única forma
de remediar esta situación consiste en la aplicación de criterios de
homologación más estrictos y en la creación de normativas medioambientales. Los
científicos solicitan criterios de pruebas más extensivos, que además de
estudiar los efectos neurotóxicos agudos de una sustancia también incluyan los
efectos prenatales menos obvios. Hasta ahora este no es el caso, y estos
criterios también se deberían aplicar a los productos químicos actualmente
permitidos. Considerar que los productos químicos son seguros hasta que se
demuestre lo contrario es un error garrafal, advierten los investigadores. Para
proteger a los niños es preciso un cambio de los paradigmas de toda la
sociedad, que posteriormente se traduzca en acciones categóricas. Sin embargo,
hasta que no se hayan aclarado de forma incuestionable las relaciones causales
entre los trastornos neurodegenerativos infantiles y las sustancias químicas
ambientales, este cambio de paradigma será difícil de llevar a cabo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario