Científicos
de la Universidad de Michigan han descubierto en un estudio en ratones que una
molécula liberada por el patógeno 'Staphylococcus aureus' puede inducir
dermatitis atópica, lo que podría mejorar el tratamiento de esta enfermedad
alérgica de la piel.
Este trastorno es una reacción similar a una alergia en la piel que provoca
hinchazón y enrojecimiento continuos, de la que todavía se sabe poco sobre las
causas que la originan.
Investigaciones previas habían mostrado que las lesiones de la mayoría de estos
pacientes están infectadas con el patógeno 'Staphylococcus aureus', pero se pensaba
que la infección era secundaria.
Sin embargo, los resultados de estudio publicado en la revista 'Nature' señalan
que el patógeno libera una molécula llamada toxina delta que puede inducir la
enfermedad en la piel de los ratones, lo que sugiere que la infección puede ser
la causa o contribuir de forma importante al desarrollo de esta.
El trabajo expone cómo la toxina producida hace que las células del sistema
inmune en la piel reaccionen produciendo eccemas. Así, su liberación causa
mastocitos, que son unas células relacionadas con la inmunidad de la piel que
liberan gránulos diminutos y causan la inflamación.
Según ha explicado a SINC el investigador español Gabriel Núñez, que trabaja en
la universidad estadounidense que ha llevado a cabo la investigación,
"esta reacción no ocurrió cuando la piel de los ratones fue expuesta a las
cepas de estafilococos que carecían del gen de la toxina delta".
No obstante, aunque este vínculo entre toxina y mastocitos sugiere un mecanismo
muy específico, "no es suficiente para afirmar que la toxina delta de las
bacterias estafilococos cause por sí sola el eccema", apunta este experto.
A pesar de que el nuevo hallazgo puede proporcionar mejores tratamientos para
la dermatitis atópica, los autores piden tomar las conclusiones con prudencia,
ya que la eliminación del patógeno bacteriano con antibióticos cura o mejora la
enfermedad, pero puede recurrir en una nueva infección.
Así, explica Núñez, "el reto será probar maneras de inhibir los efectos de
la toxina delta, para que los mastocitos no provoquen inflamación, pero hacerlo
de una manera que no cause bacterias resistentes".
Además, como el estudio fue realizado en ratones es "demasiado pronto para
decir que se produce el mismo efecto en los seres humanos".
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